No me equivoqué. Tan solo sentí. Sentí y amé. amé y deseé. Deseé tener todo y en ese momento. Y olvidé. En este punto me perdí, como un niño pequeño entre mucha gente grande. Y me así a tu pierna que me cobijó. Y estando agradecido por el rescate, y estando encantada por haberlo hecho, me llevaste donde me correspondía.
Y ahora he de aprender a no perderme. He de aprender a asirme con fuerza de otra pierna... aunque la tuya me encante.