martes, 12 de febrero de 2013


Me encanta cuando me coges del brazo, aunque a veces perdamos el paso, caminando unidos, al unísono, sobre la acera repiqueteando. Cuando te acurrucas en mi costado, te refugias en la suavidad de mi chaqueta, en el calor que compartimos. Escondes la nariz revoltosa como si pretendieras no mezclar el olor de ese momento, la complicidad del abrazo. Se te nota, lo noto, que disfrutas, y me encanta, y se te ven las ganas de agarrarte con los dos brazos... y a veces me parece que podrías balancearte como una niña pequeña, feliz, sonriente… y yo, seguir caminando, sin pesar, por la acera mojada, hasta el final de la noche.

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